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En 1971 Iván Zulueta redujo el King Kong de Schoedsack & Cooper (1933) a unos vertiginosos 7 minutos, después de refilmarlo, a saltos, de la pantalla del televisor en el que se emitía. De esta manera los 35mm originales (formato profesional) acabaron comprimidos en los 8mm (formato amateur) del cineasta vasco, pero sólo después de su conversión al formato televisivo.

Yo retomé la película de Zulueta para devolverla a la duración original. La imposibilidad de recuperar el original por medio de este proceso subraya la radical diferencia entre uno y otro proyecto y me sirve para analizar la construcción de Zulueta que, contra lo que pueda pensar, comienza ya avanzada la acción de la película de Cooper. Zulueta prescinde de las primeras secuencias para empezar su obra, significativamente, en el momento en el que aparece la primera cámara en la obra original. La actriz muestra terror, pero no ante el simio Kong, sino delante de la cámara cuyo zumbido oímos (el cine como monstruo).

Incorporé la banda sonora original como cinta métrica sobre la que medir las convergencias y divergencias de ambas obras. La imagen de partida de las imágenes fue una versión digital de baja resolución que reconvertí en alta resolución. El viaje de formato en formato (35mm – TV – 8mm – AVI – HD) debería haber acabado idelamente en los 35mm iniciales, incorporando toda la granulosidad y la falta de definición acumulada en el trayecto.

Se pierde el relato por el camino, pero afloran el racismo y el machismo como nunca antes.