En 1980 Montxo Armendáriz filmó, en los montes de Navarra, un retrato coral de los últimos carboneros que elaboraban carbón vegetal artesanalmente. Con un presupuesto mínimo, un equipo de cuatro personas y un preciso trabajo de montaje, tanto de imagen como sonido, Armendáriz se encontró con el tema de la película que pocos años después le consagraría: Tasio.